Feijóo se adentra con decisión en el vasto universo digital

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En medio de la constante turbulencia que atraviesan los partidos políticos tradicionales para conectar con un electorado cada vez más joven y digitalmente hábil, ciertas figuras y formaciones emergentes están logrando destacarse en el terreno digital, reinventando las estrategias de comunicación políticas en el proceso.

El líder de Vox, Santiago Abascal, y la candidatura del propagandista Alvise Pérez a las elecciones europeas son ejemplos paradigmáticos de cómo la inclusión y dominio de las redes sociales pueden propulsar a políticos y partidos anteriormente marginales a primer plano en el escenario político nacional. Abascal, quien fuera relativamente desconocido hasta 2018, ha conseguido eclipsar en términos de impacto digital a partidos históricos como el PSOE y el PP. Mientras tanto, Alvise Pérez ha sorprendido a la clase política tradicional recabando un apoyo electoral significativo, aparentemente transformando seguidores digitales en votantes reales.

Frente a este panorama, el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se encuentra ante el reto de cimentar su presencia en la «jungla digital», optando por incursionar en espacios como TikTok e Instagram con el fin de captar la atención de ese esquivo electorado joven. Este esfuerzo responde a una necesidad imperativa de actualizar y diversificar los métodos de comunicación política para resonar con las dinámicas y preferencias de las nuevas generaciones.

El refuerzo de los equipos digitales dentro de las estructuras partidarias ya no es una opción, sino una necesidad. Que el PP esté incrementando la capacidad de su equipo digital subraya la prioridad que las redes sociales han adquirido en el mundo de la política contemporánea. Sin embargo, el desafío radica no solo en estar presentes en estas plataformas, sino en generar contenidos atractivos y significativos que puedan competir con la avalancha de estímulos que el público joven recibe a diario.

Estrategias como la utilización de selfies, publicaciones espontáneas y participaciones en podcasts parecen ser el camino elegido por Feijóo para humanizar su imagen y hacerla más accesible a un público desacostumbrado a ver a políticos en estos formatos más relajados y personales. No obstante, expertos como Iago Moreno y María José Establés ponen de manifiesto que esta tarea no es sencilla y requiere de una comprensión profunda no solo de las herramientas digitales, sino también de la idiosincrasia y expectativas de la audiencia juvenil.

El éxito de partidos como Vox y figuras como Alvise Pérez subraya la emergencia de nuevas dinámicas en el tejido político español. Estos ejemplos exponen cómo la revolución digital no solo ha transformado la manera en que nos comunicamos, sino también las expectativas y exigencias que los ciudadanos tienen hacia sus representantes. Queda por ver si iniciativas como las del PP lograrán resonar y capturar de manera efectiva la atención de un electorado cada vez más esquivo y segmentado, en un escenario político en constante evolución.

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