Empiezan los desplazamientos a segundas residencias: su mantenimiento, clave

Este lunes –a excepción de algunos territorios como Barcelona, la Comunidad de Madrid y parte de Castilla y León– el 70% de la geografía española ha entrado en la Fase 1 de la desescalada. Dicha etapa permite a los ciudadanos desplazarse a sus segundas residencias siempre y cuando se encuentren dentro de la misma provincia. Unas viviendas que han estado vacías y con la vuelta a ellas deberemos poner a punto para evitar problemas.

El 65% de las segundas residencias, en zonas de costa

España es el país de la Unión Europea con mayor número de residencias secundarias. En concreto, existen más de 6 millones de hogares en nuestro país que cuentan con una segunda vivienda. Y aunque hasta el 65% se encuentran en zonas de costa, con la entrada en la Fase 1 ya son muchos los españoles que han empezado a hacer las maletas. Tal es así que algunas comarcas valencianas como La Safor recibieron una oleada de desplazamientos el pasado fin de semana.

No obstante, ya sabemos que no todo el territorio se encuentra en la misma situación y que todavía habrá que esperar unas semanas para movernos con normalidad. Pero ya podemos empezar a hacer una lista con los elementos que deberemos revisar.

Cómo preparar nuestra segunda vivienda

La falta de mantenimiento puede ocasionar averías y otros inconvenientes que es posible evitar. Algunos de los más frecuentes tienen que ver con el cuadro eléctrico y la fontanería, las humedades, los malos olores, la acumulación de suciedad y el funcionamiento de los aparatos eléctricos. En cuanto a estos últimos son especialmente delicados el aire acondicionado, el extractor de la cocina y los ventiladores, donde puede depositarse el polvo y la grasa, entre otros.

No obstante, lo primero que deberemos hacer es comprobar el cuadro eléctrico de la casa con el objetivo de detectar anomalías que causen una posible avería. Lo más conveniente es subir los diferenciales por orden. Lo mismo haremos con la llave de la luz y los grifos: los abriremos poco a poco para que el agua no salga de golpe con toda su presión. No debemos olvidar tampoco revisar en qué condiciones se encuentra la caldera y a qué presión.

Para evitar los malos olores se recomienda detectar el foco de los mismos: las alfombras, lavaplatos, la nevera, suelen ser una fuente habitual. Pero también las humedades, más frecuentes en los techos y paredes. Podrían ser indicativo de una filtración o avería más importante.

No podemos olvidarnos tampoco de las puertas y ventanas: comprobaremos que no tienen marcas y que no han sido forzadas, pero también que bajan y suben adecuadamente. Cerciorarse de que las bisagras cuentan con la lubricación adecuada es otro punto importante, pues podrían haberse visto afectadas por los cambios de temperatura.

Asimismo, resulta recomendable revisar las zonas comunes, sobre todo si la mayoría de propietarios de la finca usan sus inmuebles como segunda residencia. Además y como decíamos, hay que tener en cuenta que la mayoría de estas viviendas se encuentran en zonas de playa y montaña, donde pueden verse afectados en mayor medida por las inclemencias del tiempo, el salitre, la humedad, etcétera. Por eso, comprobar las puertas de entrada y salida, las de evacuación, etcétera, será clave. También verificar la existencia (o no) de plagas.

El seguro de hogar para la segunda residencia

En este contexto puede resultar de gran ayuda contar con un seguro de hogar para nuestra segunda residencia. Además, este tipo de pólizas suelen acabar siendo más económicas, básicamente porque sus propietarios incluyen en ellas objetos y muebles de menor valor. No obstante, dependerá de lo que declaremos, de cada condicionado, etcétera.

Otra situación que puede darse, por ejemplo y puesto que se trata de una segunda vivienda, es que no necesitemos la cobertura de reparación de electrodomésticos o del contenido, pero que queramos protegernos en caso de robo o que la compañía nos indemnice si la casa sufre daños que afecten a su estética. Esto también repercutirá en la prima.

Sea como fuere, existen numerosos motivos de peso para contar con un seguro para una segunda residencia:

  • Nuestra casa sigue teniendo necesidades, aunque no residamos en ella habitualmente.
  • Los chalets y apartamentos suelen ubicarse en zonas residenciales deshabitadas. La falta de vigilancia puede facilitar el robo, especialmente en tiempos de confinamiento.
  • No debemos perder de vista que no solo el contenido puede verse afectado, sino que el continente (la estructura de la vivienda) puede deteriorarse como consecuencia de distintos fenómenos atmosféricos.
  • Las pólizas son flexibles y podemos adaptarlas al uso que hagamos de nuestra segunda residencia y a sus propias características.

Una nota de prensa de acierto.com

Scroll al inicio