En una sesión marcada por las tensiones dentro del Ayuntamiento de Sevilla, el Pleno rechazó el lunes el proyecto de presupuesto para la ciudad presentado por el equipo de gobierno liderado por el Partido Popular (PP), con un resultado de 14 votos a favor y 17 en contra. La decisión estuvo sustentada en los votos contrarios del PSOE, Vox y la coalición Con Podemos-IU. Ante este escenario, el alcalde de la ciudad, José Luis Sanz, anunció que se someterá a una cuestión de confianza el próximo viernes, abriendo la puerta a una potencial moción de censura si los grupos de la oposición deciden formalizarla en el plazo de un mes.
Este rechazo llega después de que el alcalde Sanz negara cualquier posibilidad de un gobierno de coalición con Vox, contradiciendo las afirmaciones previas del partido dirigido por Santiago Abascal y reafirmando su preferencia por un gobierno en minoría. La falta de una moción de censura dentro del plazo estipulado podría, sin embargo, resultar en la aprobación automática del presupuesto rechazado.
El presupuesto presentado por Juan Bueno, portavoz del equipo de gobierno del PP, ascendía a 1.032 millones de euros, el mayor en la historia de Sevilla según sus palabras. Bueno apeló a la oposición para que apoyara el presupuesto, prometiendo agilizar las inversiones y pidiendo a los partidos opositores que fiscalizasen las cuentas en los próximos seis meses.
Frente a esta propuesta, los tres partidos de la oposición presentaron argumentos sólidos para su rechazo. Sonia Gaya, portavoz del PSOE, criticó las cuentas por no responder a las necesidades y desafíos de los ciudadanos de Sevilla. Cristina Peláez, de Vox, acusó al PP de cometer errores graves en la presentación del presupuesto y de reducir el proceso a una actuación teatral, desprovista de un verdadero debate. Desde la esquina de Podemos-Izquierda Unida, Ismael Sánchez cuestionó la base de las cuentas, señalando un fundamento en análisis económicos distorsionados.
Este revés para el gobierno municipal subraya no solo las disputas políticas dentro del Ayuntamiento sino también la complejidad de navegar la administración de una de las ciudades más importantes de España en un contexto de división política. La situación pendiente de la cuestión de confianza y la posible moción de censura mantiene a Sevilla en una posición de incertidumbre política, con implicaciones significativas para su futuro inmediato.