En una trama que se desenreda lentamente, la política baleárica vive días de tensión. A solo un mes de la sesión extraordinaria programada para decidir el futuro de Gabriel Le Senne como presidente del Parlament de Baleares, el Partido Popular (PP) mantiene en suspenso su posición, mientras que el espectro de una ruptura definitiva con Vox parece materializarse.
El eje de esta controversia se inserta en un incidente: la destrucción pública de una fotografía de cinco mujeres fusiladas durante la guerra civil española por parte de Le Senne. Este acto ha generado un torbellino político y social, poniendo en duda su continuidad al frente del Parlamento balear. Aunque la sesión que decidirá su destino está fijada para el próximo 3 de septiembre, hasta ahora, el PP ha decidido no desvelar su estrategia, dejando flotar la posibilidad tanto de apoyar como de abandonar al diputado de Vox.
La dinámica entre el PP y Vox en las Islas Baleares, reflejo de la compleja relación a nivel nacional, atraviesa momentáneamente una fase crítica. Tras la decisión de Vox de pasar a la oposición en respuesta a la gestión de la crisis migratoria, el vínculo entre ambas partes se tensiona aún más, influyendo directamente en la gobernabilidad de la región. Marga Prohens, del PP, quien hasta ahora había gobernado con el respaldo puntual de la formación ultraconservadora, se ve ahora en la encrucijada de mantener un aliado vital para la aprobación de futuras iniciativas.
La incertidumbre actual es alimentada por varias variables. Desde la postura ambivalente del PP, que busca dilatar su decisión final bajo la premisa de evaluar exhaustivamente todos los escenarios posibles, hasta las estrategias en juego por parte de la izquierda balear. El Partido Socialista Inglés de Baleares (PSIB) y Més per Mallorca critican la tardanza del procedimiento, interpretándola como una maniobra de los populares para ganar tiempo y negociar.
A su vez, el PP espera una reflexión por parte de Vox, quizás intentando suavizar las asperezas recientes y apuntando a la posibilidad de «pasar página» durante el pleno. Sin embargo, la relación previamente tensa entre el PP y Vox, exacerbada por discrepancias sobre cuestiones como la política lingüística y una interna tumultuosa dentro de Vox, que culminó con la expulsión de dos diputados afines a la dirección nacional, enmarca la política balear en un ambiente de incertidumbre.
La problemática que rodea la posible destitución de Le Senne, más que un simple choque entre partidos, resalta el delicado balance del poder político en las Islas Baleares. Con el gobierno de Prohens caminando en la cuerda floja, el desenlace de esta situación podría redefinir no solo las alianzas políticas en la región sino también configurar el futuro inmediato de su gobernabilidad. La narrativa, aún en desarrollo, deja en claro que sean cuales sean las decisiones finales, las repercusiones resonarán en el panorama político de Baleares.
