El PP acepta su equivocación con la telepredicadora en un acto con Feijóo, pero mantiene su apoyo a la Iglesia evangélica.

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Alberto Núñez Feijóo se ha convertido en uno de los políticos más activos de la Semana Santa de este año. Con la compañía del presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, y el candidato del PP a la alcaldía de Sevilla, José Luis Sanz, el líder del PP ha recorrido una decena de hermandades en la ciudad andaluza, demostrando así su compromiso con la celebración religiosa.

No es la primera vez que Feijóo muestra su devoción por la Semana Santa. El año pasado, el presidente de la Xunta de Galicia acudió a varias procesiones en Santiago de Compostela, y en 2019 visitó la Semana Santa en Málaga.

Pero su presencia en la Semana Santa de Sevilla ha tenido un matiz político. La visita del líder del PP se ha producido en plena campaña electoral para las elecciones autonómicas en Madrid, donde el partido que lidera Feijóo busca hacerse con la victoria.

Además, su participación en un mitin en Madrid organizado por el PP dirigido a la comunidad latina ha generado controversia. Durante el evento, una pastora evangelista pidió la bendición para Feijóo, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida, lo que ha sido comparado con movimientos ultraconservadores como el bolsonarismo y el trumpismo.

Estas comparaciones han generado críticas hacia el líder del PP, y han puesto en duda su compromiso con el estado laico y la separación entre Iglesia y Estado.

Sin embargo, Alberto Núñez Feijóo ha defendido su derecho a mostrar su fe y ha declarado que «todos los españoles tienen derecho a creer en lo que quieran» y que «ninguna religión debe ser una excusa para no respetar la democracia ni los derechos humanos».

Es importante recordar que la Semana Santa es una celebración religiosa que forma parte de la cultura y tradición de nuestro país. No debe ser utilizada como herramienta política ni para justificar actitudes que vayan en contra de los valores democráticos y los derechos humanos.

Es necesario promover un debate sereno y racional sobre la relación entre religión y política, y fomentar un respeto mutuo entre todas las creencias y convicciones.

La Semana Santa es un momento para la reflexión, el recogimiento y la solidaridad, y debe ser respetada y valorada como tal.

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