En un ambiente cargado de dolor y procedimientos burocráticos, la tragedia dejada por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), que ha golpeado duramente a la región, entra en una nueva fase mientras las familias de las víctimas comienzan a recibir los cuerpos de sus seres queridos. Feria Valencia se ha transformado en el centro neurálgico de esta operación, albergando los cuerpos una vez completadas las autopsias y las identificaciones correspondientes. Este proceder, lejos de acercar consuelo a los deudos, ha generado controversia y reclamos por la frialdad del proceso y la imposibilidad de acceso al lugar por parte de las familias.
La consellera de Innovación, Industria, Comercio y Turismo, Nuria Montes, junto con el comandante Pedro Casado de la Unidad Militar de Emergencias (UME), han detallado cómo se ha preparado la infraestructura para el resguardo y entrega de los fallecidos, especificando que no se permitirá el ingreso de familiares al recinto. Esta declaración ha suscitado indignación, manifestada en redes sociales y criticada por figuras públicas como Joan Ribó, quien no ha tardado en expresar su vergüenza y enfado por las declaraciones y el tono utilizado por Montes.
El operativo desplegado en Feria Valencia es considerable, con la implicación de más de 50 personas entre personal de la UME, médicos, psicólogos, y personal militar, que han trabajado de forma incesante. La consellera Montes asegura que están haciendo todo lo posible para gestionar esta situación de la manera más eficiente y respetuosa, aunque estas afirmaciones no mitiguen la percepción de deshumanización del proceso por parte de algunos sectores de la sociedad.
El proceso para las familias de las víctimas se ve igualmente enmarcado en burocracia, debiendo esperar a que los juzgados se comuniquen con ellas para proceder con los pasos siguientes. La finalidad es que las funerarias, compañías de seguro o servicios sociales puedan recoger los cuerpos y entregarlos a sus familias. Este procedimiento, no exento de frialdad administrativa, subraya la complejidad de gestionar la pérdida humana en medio de la tragedia.
En medio del dolor y la devastación causada por la DANA, los esfuerzos por restituir a las víctimas a sus familias resaltan las dificultades inherentes a la gestión de desastres de esta magnitud, así como las tensiones entre la necesidad de procedimientos eficientes y la empatía humana. A medida que la comunidad se enfrenta a la reconstrucción material y emocional, la manera en que se trate a los más directamente afectados podría dejar huellas indelebles en el tejido social.