En un anuncio que ha generado tanto aceptación como críticas, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ha delineado los servicios mínimos para la inminente huelga de Renfe, estableciendo que hasta el 72% de los servicios de alta velocidad y el 75% en los núcleos de Cercanías y Rodalies se mantendrán durante el paro que dará inicio este 17 de marzo y se extenderá en varias jornadas.
A detalle, la medida contempla la cancelación de casi tres de cada diez servicios de alta velocidad y larga distancia, una determinación que ha suscitado el descontento de algunos sectores. Para las operaciones de Cercanías y Rodalies, especialmente en Cataluña, se ha dispuesto que durante las horas punta, el servicio se mantendrá al 75%, reduciéndose al 50% en el resto del día. La Media Distancia contará con el 65% de sus circulaciones habituales, mientras que en el sector de Mercancías, sólo se asegura un 24%.
Esta decisión del Ministerio surge tras las negociaciones infructuosas entre el comité de empresa y la dirección de Renfe, quienes no encontraron un terreno común, calificando de «abusiva» la proposición inicial de la empresa. Frente a este estancamiento, el Ministerio optó por reducir los porcentajes inicialmente sugeridos por Renfe, ejerciendo su capacidad de ajuste sobre estos servicios esenciales.
Además, la huelga se verá acompañada de paros parciales a lo largo de las jornadas indicadas, lo que agrega un nivel de complejidad adicional para los usuarios del servicio. Se insta a los viajeros a considerar medios de transporte alternativos durante estos días para mitigar el impacto de la huelga, cuyo propósito, según los sindicatos, no es afectar a los usuarios directamente, sino expresar su rechazo frente a ciertas decisiones políticas y empresariales.
La raíz de esta movilización sindical reside en el acuerdo entre PSOE y ERC para crear una nueva empresa que gestione Rodalies, lo que según los sindicatos, podría resultar en una duplicidad de gastos y conllevaría la salida de numerosos trabajadores del grupo Renfe. Este aspecto particular del conflicto refleja las preocupaciones más amplias sobre la eficiencia y sostenibilidad del sistema de ferrocarriles nacional frente a reestructuraciones y cambios políticos.
La huelga no solamente pone de manifiesto los conflictos laborales internos de Renfe y sus repercusiones en el servicio ferroviario, sino que también subraya las tensiones existentes en el ámbito del transporte público español, en un momento donde la movilidad sostenible y la eficiencia del servicio se encuentran en el centro del debate público y político.