En medio de una discusión política candente en Ceuta, Kissy Chandiramani, consejera de Hacienda y vocera del Partido Popular en la Asamblea de Ceuta, explicó con franqueza la ausencia del rey Felipe VI de la ciudad autónoma. Durante una sesión plenaria celebrada el miércoles, Chandiramani enfatizó que las «cuestiones geopolíticas, geoestratégicas y razones diplomáticas» son los obstáculos principales para tal visita. Lo que subyace en estas declaraciones es una preocupación latente por no generar tensiones con Marruecos.
El reclamo de este país vecino sobre las ciudades de Ceuta y Melilla ha sido una constante fuente de tensiones diplomáticas entre España y Marruecos. La reivindicación de Marruecos sobre ambas ciudades fue nuevamente manifestada en mayo de 2023 en un documento dirigido a la Comisión Europea, insistiendo en su marroquinidad, lo que evidencia la delicada naturaleza geopolítica de la solicitud de visita del rey español.
La diputada Julia Ferreras, de Ceuta Ya, un partido local de izquierda, no tardó en identificar la raíz política de la reticencia a dicha visita, señalando directamente la importancia de no incomodar a Marruecos. Ferreras, aunque se declara republicana, lamentó la ausencia de una visita oficial de Felipe VI a Ceuta y Melilla, subrayando cómo dicha omisión simboliza un tratamiento discriminatorio de las ciudades autónomas y pone en entredicho su integración dentro de España.
Para Ferreras, el hecho de que el monarca no haya recorrido estas dos ciudades como parte de su gira post-pandémica, en la que buscó cubrir todo el territorio español, es señal de una actitud sumisa inaceptable por parte de Ceuta. Su posición resalta la necesidad de afirmar la españolidad de Ceuta, incluso desde una perspectiva republicana.
La consejera Chandiramani, por su parte, aseguró que tanto ella como el presidente de la ciudad, Juan Jesús Vivas del PP, han manifestado en múltiples ocasiones el deseo de que los Reyes visiten Ceuta «cuando lo estimen oportuno», y reiteró su intención de insistir en dicho punto en los foros oportunos.
El presidente Pedro Sánchez, tras una cumbre con Marruecos, señaló el año pasado que ambos países acordaron un «compromiso de respeto mutuo» que intenta evitar acciones que puedan ser interpretadas como ofensivas, especialmente aquellas relacionadas con las esferas de soberanía de cada uno. Esta declaración sugiere que organizar una visita de los Reyes a Ceuta y Melilla podría interpretarse como una violación a dicho acuerdo, exacerbando la delicada situación con Marruecos.
La última visita de los monarcas españoles a estas ciudades, llevada a cabo por Juan Carlos I y Sofía en 2007, había generado una crisis diplomática con Marruecos, demostrando la extrema sensibilidad de este asunto. Marruecos reaccionó llamando a consultas a su embajador en Madrid y condenando enérgicamente la visita a través de comunicados oficiales.
En este contexto de tenues equilibrios diplomáticos y reclamaciones territoriales, la ausencia del rey Felipe VI en Ceuta adquiere una dimensión que va más allá del protocolo o la tradición. Representa un punto de fricción entre la preservación de la diplomacia con Marruecos y la afirmación de la soberanía española sobre sus ciudades autónomas en el norte de África. La situación encapsula los distintos desafíos geopolíticos y diplomáticos que enfrenta España en su relación con su vecino del sur y la compleja identidad de Ceuta y Melilla dentro del Estado español.