En el corazón de la Sierra del Segura, el municipio de Letur ha sido escenario de una tragedia sin precedentes tras la embestida de la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) más intensa que ha atravesado la región en cien años. Atrás quedaron los días en que este pueblo era descrito en el siglo XVI bajo el reinado de Felipe II como un lugar fresco, deleitable y alegre, rebosante de agua y vegetación. Hoy, Letur se enfrenta a la voracidad de ese mismo elemento que antaño era su alma, transformando su paisaje en una imagen de devastación difícil de reconocer.
Las secuelas de la tormenta han golpeado con especial crudeza su casco antiguo, patrimonio de gran valor histórico y arquitectónico, dejando a su paso un rastro de destrucción. Las riadas han arrasado casas, jardines y hasta una piscina natural, convirtiendo las estrechas callejuelas del pueblo en cauces de lodo y escombros. Los vecinos de Letur, una comunidad que no alcanza el millar de habitantes, narran con desolación y asombro la «pesadilla» vivida, sumidos en el estupor ante la magnitud de la catástrofe: «No puede ser, no queda nada».
La situación se agrava con la confirmación de una víctima mortal y la angustiosa búsqueda de cinco personas desaparecidas, dejando entrever la dimensión aún incierta de este drama. En un esfuerzo titánico para hacer frente a la calamidad, más de 200 efectivos entre bomberos, Guardia Civil, militares del Ejército de Tierra, voluntarios y equipos especializados de la Guardia Civil, se han desplegado en la zona desde el mismo momento de la tragedia, trabajando sin descanso en la complicada tarea de desescombrar y localizar a los desaparecidos.
Al desolador panorama se suma el impacto económico en esta localidad, cuyo casco histórico fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1983. Letur, considerado una joya medieval de origen musulmán, enfrenta ahora el desafío de reconstruir no solo su patrimonio físico sino también sus bases económicas, fuertemente ligadas al turismo y la belleza de su entorno natural.
Este episodio trágico ha unido a la comunidad en un mismo sentir de desesperanza pero también de determinación hacia la recuperación. La visita de autoridades regionales y nacionales, incluyendo al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, y al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto con la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, señaló un compromiso de apoyo y solidaridad, prometiendo acciones rápidas y coordinadas para la declaración de zona catastrófica y el inicio de los trabajos de reconstrucción.
A pesar de la promesa de ayuda y la esperanza de volver a ver a Letur renacer de entre los escombros, persiste entre los vecinos la preocupación de ser olvidados una vez que la atención mediática y política disminuya. El recuerdo de otras catástrofes similares en el país alimenta el temor al abandono, pero también fortalece el compromiso comunitario hacia la reconstrucción y el futuro. Letur, devastada pero no derrotada, vislumbra un largo camino hacia la recuperación, con la determinación de restaurar la belleza y vitalidad que la han definido a través de los siglos.