Spiegel, 2023.
La curiosa expresión manchega que desconcierta al resto de España: "Zanguango" y su mundo de pereza y torpeza
En los pueblos de Castilla-La Mancha, entre el calor del verano y las largas tardes de asueto, una palabra resuena con fuerza en las conversaciones cotidianas: zanguango. Este término, tan arraigado en la región como desconocido fuera de ella, define a aquel que, con astucia o torpeza, evita el trabajo o lo ejecuta con desgana.
No se trata solo de un sinónimo de perezoso. En la Mancha, un zanguango es también alguien torpe, ineficaz, con la cabeza llena de fantasías. Es el joven que deambula sin rumbo, el que prefiere la sombra al esfuerzo. La palabra, recogida en el Diccionario Manchego en 101 palabras, lleva consigo una carga de reproche y, a veces, de cariño irónico.
De La Manchuela a los regaños familiares
En comarcas como La Manchuela, el término adquiere matices más pintorescos. Allí, un zanguango no solo es vago, sino también un soñador distraído, alguien con "la cabeza llena de pájaros". Se usa en tono burlón, casi como un apodo, pero también como un recordatorio de que la vida exige más que buenas intenciones.
Su uso no se limita a los jóvenes. En las casas manchegas, es común escuchar a madres y abuelas regañar a sus hijos con un "¡Deja de ser un zanguango y haz algo útil!". La palabra, dura y directa, no deja lugar a dudas.
¿Por qué no ha traspasado fronteras?
A diferencia de otros regionalismos, zanguango no ha logrado extenderse por el resto de España. Quizá sea su sonido áspero, su carga negativa o simplemente que, en otras regiones, ya tienen sus propias palabras para la pereza. Sin embargo, en Castilla-La Mancha sigue vivo, un recordatorio de que el lenguaje no solo describe la realidad, sino también la forma de vivirla.
Así que, si alguna vez escuchas a un manchego llamar a alguien zanguango, ya sabes: no es solo un vago, es todo un personaje.
