Con la llegada de la primavera, el Valle del Jerte despliega su manto blanco en un espectáculo natural que atrae a visitantes de toda España. Más de un millón y medio de cerezos en flor ofrecen una vista sin igual, en un fenómeno que, aunque efímero, deja una huella imborrable en quienes tienen la fortuna de presenciarlo. Este evento natural, cuya duración máxima no supera los 15 días, está altamente condicionado por las condiciones climáticas, lo que convierte cada temporada en una experiencia única.
Este 2025, el Valle del Jerte ha lanzado su programación oficial para la festividad «Primavera y Cerezo en Flor», que abarca desde el 6 de marzo hasta el 3 de mayo. Dividido en tres etapas clave: «Despertar del Valle», «Cerezo en Flor» y «Lluvia de Pétalos», el programa incluye una variada gama de actividades diseñadas para todos los gustos y edades. Desde rutas de senderismo y bicicleta, pasando por conciertos y ferias gastronómicas, hasta eventos culturales que prometen enriquecer la estancia de los visitantes.
La fase de «Despertar del Valle» ya ha dado inicio, marcando el preludio de la floración con eventos en diversos municipios que incluyen jornadas culturales, rutas guiadas y actividades gastronómicas. Esta fase es ideal para aquellos que prefieren evitar las multitudes y disfrutar del entorno de una manera más relajada.
Sin embargo, el plato fuerte de estas celebraciones es, sin duda, el «Cerezo en Flor». La inauguración oficial tendrá lugar el 21 de marzo en Rebollar, con la entrega de las «Cerezas de Oro», mercados artesanales, y diversas actividades que permitirán a los asistentes sumergirse por completo en la cultura local y la belleza natural del valle durante la floración.
Tras el deslumbrante florecimiento, la «Lluvia de Pétalos» cierra el ciclo de festividades, manteniendo viva la tradición y el espíritu comunitario con eventos como la Carrera por Montaña Garganta de los Infiernos, paseos etnobotánicos, y la tradicional Quema de Judas en Cabezuela del Valle, entre otros.
El Valle del Jerte no es solo un testimonio de la belleza natural de Extremadura, sino también un reflejo de su rica tradición cultural y social. A través de su festividad de primavera, ofrece una experiencia única que combina la estética natural con la riqueza cultural, promoviendo así un turismo sostenible y respetuoso con el entorno. Mientras tanto, el arte y la música se funden en el paisaje, invitando a los visitantes a ser parte de una celebración que trasciende la simple observación, convirtiéndolos en partícipes de la magia del Valle del Jerte.
