En Polinyà, un pequeño municipio de Barcelona, la tranquila vida de sus habitantes se ha visto perturbada por una plaga que parece sacada de un cuento, pero con un giro moderno y preocupante. No se trata de ratas siguiendo a un flautista, sino de garrapatas, pequeños pero peligrosos arácnidos, que han encontrado en este lugar un hábitat perfecto para proliferar.
Fue en junio de 2023 cuando se detectó por primera vez una plaga de garrapatas Hyalomma Iusitanicum en uno de los polígonos industriales de Polinyà. Esta especie, conocida por su rápido movimiento y capacidad para transmitir enfermedades, ha puesto en jaque a las autoridades locales. El Ayuntamiento respondió rápidamente, implementando diversas acciones de control, incluidas capturas de conejos, principales huéspedes de las larvas de estas garrapatas, para alejarlos de las áreas residenciales.
Esta situación no es un hecho aislado en la provincia de Barcelona. Ya en 2022, estos parásitos se habían identificado en más de treinta municipios del área metropolitana. Sin embargo, la actual infestación en Polinyà se describe como «descontrolada» por los expertos en control de plagas, indicando una preocupante expansión territorial de estos arácnidos en Cataluña.
Eduardo Torres, un empleado de Oden Plagas, subraya la dificultad de erradicar a estos pequeños pero resistente parásitos. El hecho de que el ayuntamiento haya tenido que avanzar las fechas habituales de tratamientos contra las garrapatas evidencia la gravedad del asunto, ya que las zonas de esparcimiento y educativas han sido particularmente afectadas.
Un elemento tranquilizador es el resultado de un estudio de la Universidad de Zaragoza, que ha desmentido la capacidad de estas garrapatas de transmitir el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, un alivio en medio de la creciente preocupación.
No obstante, este no es momento para bajar la guardia. El cambio climático, apuntado como uno de los responsables del auge de estas poblaciones de garrapatas, junto con el incremento de sus huéspedes naturales como conejos y jabalíes, sugiere que este problema no hará más que crecer.
Mientras tanto, en Polinyà y alrededores, ciudadanos y autoridades se mantienen en alerta, combinando esfuerzos entre la administración pública, profesionales de la salud y veterinarios, y la comunidad en general para controlar y, en última instancia, derrotar a esta particular «plaga de Hamelin».
