La reciente reforma de la ley de violencia sexual en España ha generado controversia, ya que hay quienes argumentan que se basa en premisas falsas y que no introduce cambios significativos. En realidad, el consentimiento ya era central en el Código Penal de 1995 y el Convenio de Estambul no exige un solo tipo de atentado sexual que no estuviera ya penado. La reforma nace en parte de la indignación producida por la sentencia de La Manada, pero la ley anterior ya había condenado a los perpetradores. Expertos en derecho penal han señalado problemas en la nueva ley, pero su voz ha sido opacada por la indignación y la demagogia. Estos son algunos de los riesgos de la combinación de buenas intenciones y adanismo en la esfera comunicativa.
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