La cumbre del G7 celebrada en la ciudad costera británica de Cornualles concluyó el 13 de junio y aceptó planes por un valor de miles de millones de dólares para frenar el cambio climático y la pandemia de coronavirus. Los líderes del G7 se pusieron de acuerdo en un plan de acción contra la lucha global contra el cambio climático, prometiendo financiar la transición hacia energías más limpias y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. A través de la iniciativa «Compromiso Climático de Cornualles», el G7 se compromete a reducir a la mitad las emisiones de dióxido de carbono para 2030, en comparación con 2010. Además, el G7 prometió movilizar hasta 2 billones de dólares para ayudar a los países en desarrollo a combatir y adaptarse al cambio climático. El dominio del carbón en la generación de electricidad y el petróleo como combustible para los automóviles desaparecerá a lo largo de esta década, dijeron los líderes del G7. Sin embargo, algunos grupos ambientalistas han criticado el compromiso del G7 como poco ambicioso y exigen más acción para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Además de la crisis climática, los líderes del G7 discutieron sobre la pandemia del coronavirus y su impacto en la economía global. Los lideres del G7 prometieron una donación de mil millones de dosis de vacunas anti-COVID-19 a los países más pobres del mundo. Además, se comprometieron a trabajar juntos para detener futuras pandemias, mejorar la capacidad de producción de vacunas y revisar la vigilancia global de la salud.
También en la cumbre del G7, los líderes de Estados Unidos y otros seis países más ricos del planeta respaldaron una estrategia para contrarrestar la influencia de China en el mundo. Los líderes del G7 adoptaron el «Plan de inversión para la infraestructura mundial» para ayudar a los países en desarrollo a construir infraestructuras sostenibles y resistir la influencia china en un momento en que Beijing está trabajando para expandir su presencia económica y política en todo el mundo.
Finalmente, la cumbre del G7 también incluyó una reunión con la Reina Isabel II de Inglaterra y una cena con líderes del mundo. La reunión se consideró una victoria para el primer ministro británico Boris Johnson, que organizó el evento y pudo mostrar al mundo y a sus propios ciudadanos que Gran Bretaña sigue siendo una potencia internacional líder.
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