Si alguien pasa por la noche, ya casi de madrugada, por la céntrica plaza de Cibeles la verá convertida en una especie de estación central de autobuses. Los conocidos como Búhos han cumplido medio siglo en la capital. En todos estos años, han viajado en ellos un total de 180.009.067 personas. Algunos en días de diario, yendo y retornando de sus trabajos. Otros tantos, en fines de semana, seguramente recorriendo el camino de ida hacia la ansiada salida de fiesta o volviendo a sus casas de la misma.
La red nocturna alcanza estas cinco décadas más fuerte que nunca. Si en 1974 había 11 líneas, ahora hay 29, lo que ha hecho que hayan aumentado en más de 500 kilómetros las zonas cubiertas, desde las 254 iniciales hasta las 774 actuales. Óscar Rodríguez es el jefe de estación de calle de la red nocturna de los autobuses de la Empresa Municipal de Transporte (EMT). A sus espaldas, 27 años de experiencia en la compañía, donde se inició como conductor, también de Búhos. “Recuerdo que cuando empecé apenas se podía mover el asiento del conductor, todo era más obsoleto. Hoy en día, los vehículos cuentan con tecnología que incrementa la comodidad tanto para autobuseros como pasajeros”, inicia su relato.
La EMT siempre pensó en Cibeles como punto neurálgico, aunque al principio de la andadura de los Búhos también partían desde Sol y Callao. Según explica Rodríguez, “intentamos que en Cibeles se pueda dar esa correspondencia entre unas líneas y otras para ayudar a que un viajero que quiera ir de Carabanchel, por ejemplo, a Avenida de América, tenga en el mismo lugar el trasbordo que debe hacer”, señala.
Este servicio, por otra parte, se ha ido revitalizando con el paso de los años. La última actualización llegó en noviembre de 2023 con la creación de dos nuevas líneas y la ampliación del recorrido de otras ocho. Además, llevó aparejado el compromiso de cumplir una frecuencia de 15 minutos los fines de semana en toda la red. “Los Búhos llevaban a 1.941.996 viajeros en 1975, el primer año completo de funcionamiento. En 2023 transportaron a 6.155.754 viajeros”, cifran desde la EMT.
En cuanto a la demanda por línea, la primera es el Búho N21, que llega hasta Arroyo del Fresno, con 266.926 usuarios en lo que llevamos de 2024. Le siguen el N18, que alcanza Las Águilas, con 259.031 viajes; y el N17, que también inicia su recorrido en Cibeles y termina en Carabanchel Alto, con 256.626 viajeros. En la cola de la lista se sitúa el N28, que une Moncloa con Aravaca, con 45.518 viajeros. Le siguen el N3, que termina en la Feria de Madrid, con 88.341 usuarios; y el N1, cuyo recorrido finaliza en Sanchinarro, utilizado por 94.196 personas este año.
Lo que aquel 1 de octubre de 1974 se denominó Circuito Nocturno pronto se convirtió en un servicio esencial para miles de madrileños de 00:00 a 06:00 horas. Por aquel entonces, la tarifa era de 15 pesetas y daba derecho a disfrutar de otro viaje con correspondencia en Cibeles. Dos décadas después, en mayo de 1994, el servicio aumentó hasta las 20 líneas, y se utilizaban los mismos títulos de transporte que en el resto de líneas de la EMT, en donde un viaje sencillo ya alcanzaba las 125 pesetas.
En octubre de 2002, se implantó una reordenación y ampliación de la red nocturna que quedó constituida por 24 líneas radiales en los días de la semana de domingo a jueves y dos líneas circulares complementarias, los viernes, sábados y vísperas de festivos. “El objetivo era dar cobertura de servicio nocturno de transporte a nuevos desarrollos urbanos, así como para atender la creciente demanda de usuarios de la red actual de Líneas Nocturnas”, apuntan desde la EMT. A partir de entonces, el servicio se comenzó a prestar a las 23:15 para finalizar a las 06:00 horas.
No fue hasta mayo de 2006 cuando la EMT, por encargo del Consorcio Regional de Transportes de Madrid, creó los llamados Metrobúhos. “Eran 11 líneas cuyo itinerario reproducía, en la medida de lo posible, el trazado de las líneas de la red de Metro en un periodo de tiempo en que la red de Metro se encontraba cerrada al público. La denominación de las líneas se correspondía con las líneas de Metro y las paradas se realizaban en torno a las bocas de Metro”, explica la compañía. Este servicio, que quedó suprimido el 30 de septiembre de 2013, se prestó en la madrugada de los sábados, en la de los domingos y en la de las vísperas de festivos, entre las 00:45 y las 05:45 horas.
En mayo de 2009 llegó una ampliación del Servicio Nocturno. Once líneas modificaron o prolongaron su itinerario. Un año después se creó la Línea N27, que conecta la plaza de Cibeles con el aeropuerto, aunque no se considera parte del Servicio Nocturno, sino de la línea Exprés-Aeropuerto. En septiembre de 2013 se reestructuraron de nuevo los Búhos. Se suprimieron las dos líneas circulares que funcionaban y se crearon otras dos, además de modificar su itinerario cuatro líneas más.
Una de las metas que siempre ha tenido este servicio ha sido mejorar la cobertura territorial en los desarrollos urbanos que aparecían en la capital. Por eso, en mayo de 2017 se reordenaron seis líneas, prolongando o modificando su itinerario. Este fue el motivo de la creación de la línea N28 en octubre de 2018, que llegaría hasta Aravaca. En 2023 se dio la reordenación de dos líneas más y en noviembre se efectuó la ya mencionada reestructuración.
Rodríguez recalca que la dotación de la red nocturna aumenta un 39% los fines de semana. Pasan de 148 autobuses a 205. Estos días, las noches de viernes, sábados y vísperas de festivo, los jóvenes son los principales usuarios. “Es cierto que la noche está algo más estigmatizada porque la gente suele beber, pero precisamente los Búhos también se crearon para que estas personas no cogieran el coche después de salir de fiesta”, comenta.
El hecho de que una persona se haya podido pasar bebiendo y no tenga otro remedio que vomitar en el coche no es algo extraño para estos trabajadores. “Sobre todo se dan en invierno, cuando entran y está la calefacción puesta. Por eso, siempre tenemos los fines de semana unos diez buses de reserva en Cibeles, por si hay percances de este tipo o alguna avería en el vehículo”, explica Rodríguez.
En cuanto a la seguridad, afirma que el uso de mamparas ayuda mucho a los conductores. “Apenas hay incidentes, aunque sí se dan entre clientes, que se increpan o hay alguna peleílla entre ellos dentro”, añade. Por otro lado, hay ciertos conductores que prefieren el turno nocturno dada la paz que se respira en las habituales frenéticas carreteras de Madrid.
Sobre el perfil de los viajeros, este experimentado conductor admite que de domingo a jueves son trabajadores los principales usuarios de los Búhos. “Hay gente que vuelve a sus casas del trabajo entre las 00:00 y las 02:00 horas. A partir de las 3:30 se nota que es gente que va a ellos”, sostiene. Algo cambia a partir del jueves, cuando el ambiente se anima en la capital. “Se junta la gente joven que sale de fiesta con aquellas personas que tienen que trabajar esos días. A lo mejor, un martes llevamos unos 12.000 viajeros y un viernes hasta 45.000”, concluye.