En una inesperada secuencia de eventos que sacude el panorama político de Valencia, Cecilia Herrero, una de los cuatro concejales que Vox logró instaurar en el Ayuntamiento de Valencia hace menos de dos años, ha decidido dimitir como militante de dicho partido. Herrero anunció su decisión este domingo a través de sus redes sociales y se prevé que los detalles detrás de este movimiento sean aclarados en una rueda de prensa programada para este lunes.
Herrero, quien comparte su vida con Juan Manuel Badenas, el recientemente suspendido portavoz municipal de Vox tras ser investigado por un presunto conflicto de intereses vinculado a un contrato con Imedes, empresa donde trabaja el esposo de la socialista Pilar Bernabé, delegada del Gobierno, está ahora en el centro de una crisis política que parece dividir al grupo municipal de Vox en dos.
La suspensión de Badenas y el posterior alejamiento de Herrero de Vox han dejado al grupo municipal en una precaria posición, obligando a María José Catalá, la alcaldesa popular, a considerar una segunda reestructuración del gobierno de la tercera capital de España. Además, esta situación despoja a Catalá de la mayoría absoluta necesaria para la gobernabilidad, desencadenando una compleja dinámica política con implicaciones directas en la estabilidad del Ayuntamiento.
Ante este panorama, surge la posibilidad de que la alcaldesa intentará navegar a través de este conflicto triangulando con los dos concejales críticos de Vox, contemplando la posibilidad de formar un tipo de tripartito con los no adscritos para garantizar la gobernabilidad. Mientras tanto, el entorno de Catalá expresa su disposición a tomar decisiones propias si Vox no resuelve su conflicto interno, destacando la independencia con la que pretenden abordar la situación.
Por otra parte, la comparecencia pública de Badenas, en la que negó cualquier irregularidad en el contrato investigado pero que tuvo que organizar sin el apoyo de su partido, resalta la grave ruptura dentro de Vox y pone en duda la eficacia de su representación en el Ayuntamiento.
Adicionalmente, la crisis interna de Vox no parece poner en riesgo directo la alcaldía de Catalá, dada la improbabilidad de un acuerdo entre Badenas y los partidos de oposición, dadas las malas relaciones prevalecientes. Sin embargo, el equipo de Catalá se esfuerza por desvincularse de los problemas internos de Vox y busca mantener el funcionamiento del gobierno municipal a pesar de las turbulencias.
En este contexto de incertidumbre política, la capacidad de Vox para reconstruir su posición como socio de gobierno es crucial. La estrategia y las decisiones que tome el partido en los próximos días serán determinantes no solo para su futuro inmediato sino también para el de la gobernabilidad de Valencia. Con los presupuestos locales de 2025 ya aprobados y en medio de los desafíos presentados por la reciente DANA, la capacidad de Catalá para asegurar una mayoría para las cuentas de 2026 quedará en evidencia en los próximos meses, marcando un precedente en la política local valenciana.