El sueño tardío de un policía: cómo un malagueño de 45 años logró su meta contra todo pronóstico
Fran dormía plácidamente cuando la vibración de su teléfono lo devolvió bruscamente a la realidad. Con el corazón acelerado, agarró el móvil en la oscuridad y leyó el mensaje que cambiaría su vida: "¡Han salido las notas de la entrevista!". Eran las siete de la mañana cuando, con las manos temblorosas, introdujo su DNI en la página oficial. Una lágrima surcó su rostro al leer la palabra "apto". Regresó a la cama y susurró a su esposa: "Cariño, lo he conseguido. Voy a ser policía".
Ese momento, repetido en 2.456 hogares de España ese día, guardaba para Francisco Javier Reguero González un significado especial. A sus 45 años, había logrado cumplir un sueño que arrastraba desde niño, gracias a la retirada del límite de edad en las oposiciones. Una decisión que le dio una segunda oportunidad al abandonar dos trabajos estables para perseguir el uniforme que siempre añoró. Ahora, a punto de cumplir 47, completa su formación en la Comisaría de Málaga antes de jurar el cargo.
El camino truncado
La historia de Fran refleja la de aquellos a quienes la vida les aleja de su destino, pero también la perseverancia para recuperarlo. Siempre quiso ser policía, pero las circunstancias lo llevaron por otro rumbo: un empleo en Renault tras estudiar Automoción, un matrimonio con Rocío, la llegada de sus hijos Adrián y Nerea, y una hipoteca que ató sus responsabilidades. "Tenía 26 años y me asenté", confiesa. Aun así, los programas de televisión sobre policías avivaban su llama interior: "Eso era lo que yo quería hacer".
La pandemia, que arruinó tantos proyectos, fue para él una ventana. "La gente hacía dulces; yo me apunté a una academia", relata. Compatibilizar turnos en la fábrica con el estudio fue una odisea: repasaba tests entre manos de pintura de coches, hasta que su esposa le reprochó su obsesión. Finalmente, se acogió a un ERE para dedicarse en cuerpo y alma a las oposiciones. "Preferí que me echasen a mí antes que a otro".
Caídas y lecciones
El primer intento, en 2021, fracasó por ortografía. El segundo, en 2022, se truncó en la entrevista. Pero Fran, "cabezón", volvió en 2023. Superó las físicas (3:33 en el kilómetro, frente a los 3:49 requeridos) y recibió un consejo vital de la comisaria evaluadora: "Valórate más; tu perfil es interesante". La madrugada de abril, el mensaje en su móvil lo confirmó: era policía.
La academia, a los 46 años
En septiembre, llegó a la Academia de Ávila, donde compartía habitación con compañeros veinte años menores. "Decían que era como su padre", ríe. Las noches de estudio, la añoranza de su familia y el frío abulense no lo detuvieron. Cuando contó su historia en clase, hasta la tutora se emocionó.
Tras nueve meses de esfuerzo, quedó entre los 1.600 primeros, asegurándose las prácticas en Málaga. "Acabamos llorando con Rocío", revive. Ahora, a la espera de jurar el cargo, sueña con la Unidad de Prevención o Seguridad Ciudadana. "Me tocará irme fuera un tiempo, pero lo importante es que lo logré".
El 8 de abril, Francisco Javier cumplirá 47 años. Esta vez, con la gorra de policía sobre la mesa.