Canfranc: La estación fronteriza que tejió secretos bajo los Pirineos

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En el corazón de los Pirineos aragoneses, la provincia de Huesca esconde joyas del patrimonio y la historia española que poco a poco van saliendo del olvido para convertirse en auténticos focos de atracción turística. Entre estos tesoros, la Estación Internacional de Canfranc destaca no solo por su impresionante arquitectura modernista sino también por los oscuros secretos que albergó durante la Segunda Guerra Mundial y su reciente conversión en un lujoso hotel de 5 estrellas.

Inaugurada el 18 de julio de 1928, en presencia del rey Alfonso XIII, la estación fue en su momento un símbolo de modernidad y un puente entre España y Francia a través del túnel de Somport. Su diseño, obra del ingeniero Fernando Ramírez de Dampierre, reflejaba la elegancia y el progreso tecnológico de la época. Sin embargo, el cierre de la línea ferroviaria en Francia en 1970 marcó el inicio de un largo periodo de declive y abandono para Canfranc.

El paso del tiempo y el deterioro parecían haber condenado a esta joya de la ingeniería a convertirse en un recuerdo del pasado, pero las recientes iniciativas por parte de inversionistas y autoridades han logrado devolverle su antiguo esplendor. Renacida como «Canfranc Estación, A Royal Hideaway Hotel», este monumental edificio ahora ofrece una experiencia única en un entorno de belleza natural y con todas las comodidades de la modernidad.

Canfranc no solo llama la atención por su renovación arquitectónica y su oferta hotelera. Su historia está marcada por episodios sombríos y fascinantes, como su papel durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se convirtió en un punto estratégico para el intercambio de wolframio y oro entre la España franquista y Alemania nazi. Además, la estación sirvió como ruta de escape para muchos perseguidos por el régimen nazi, historias de espías y resistencia que añaden un capítulo emocionante a su legado.

En la actualidad, Canfranc se posiciona también como un destino de lujo y gastronomía. El hotel cuenta con 104 habitaciones, incluidas cuatro suites de lujo, y un restaurante de estrella Michelin ubicado en un vagón restaurado del antiguo tren Orient Express. El «Canfranc Express» ofrece una reinterpretación de la cocina tradicional aragonesa, a manos de los prestigiosos chefs Eduardo Salanova y Ana Acín, en un ambiente íntimo para solo ocho comensales.

La estación ha servido de inspiración para el cine y la televisión, desmintiendo el mito de que «Doctor Zhivago» se rodó en sus instalaciones. Sin embargo, su arquitectura y el paisaje circundante han sido el escenario de otras producciones que han contribuido a consolidar su fama.

Para aquellos interesados en conocer más sobre este lugar lleno de historia, se pueden realizar visitas guiadas, que tienen un precio asequible y ofrecen un recorrido por los secretos y detalles de Canfranc. La Estación Internacional de Canfranc es una muestra palpable de cómo el patrimonio y la historia pueden renacer y seguir cautivando a nuevas generaciones.

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