La práctica anual de cambiar los relojes en España, en un esfuerzo por ajustarse mejor a las horas de luz y fomentar el ahorro energético, se enfrenta una vez más a la incertidumbre y al escrutinio público. A medida que nos acercamos a la fecha clave del cambio de hora en marzo de 2025, la pregunta recurrente sobre si los relojes deben adelantarse o atrasarse resuena en los hogares de la Península, Baleares y Canarias.
La madrugada del sábado 29 al domingo 30 de marzo, marcará el momento en que los españoles deberán modificar sus relojes, adelantándolos una hora. Esta tradición, destinada a optimizar las horas de luz solar por la tarde y disminuir la dependencia de la electricidad, tendrá un impacto directo en la rutina diaria de la población, particularmente afectando a grupos vulnerables como niños, ancianos, y aquellos con problemas de sueño, al reducir su descanso nocturno en una hora.
A pesar de los buenos propósitos detrás de este ajuste horario, la eficacia del cambio en términos de ahorro energético es aún un tema de debate entre expertos. Las críticas apuntan al desajuste que causa en el biorritmo de las personas y cuestionan si los beneficios compensan los inconvenientes. Este debate no es exclusivo de España; a nivel europeo, ha habido discusiones y propuestas para abolir esta práctica. Sin embargo, la falta de consenso entre los Estados miembros ha mantenido el cambio de hora como una constante anual.
Ante los retos que plantea esta modificación, se aconseja a la población prepararse para el cambio de horario de manera gradual. Algunas sugerencias incluyen adaptar los patrones de sueño de forma anticipada, reducir el uso de dispositivos electrónicos antes de ir a dormir y buscar exposición al sol durante las mañanas. Estas recomendaciones buscan suavizar la transición y minimizar los efectos adversos en la salud y bienestar de los ciudadanos.
Con el cambio de hora de marzo de 2025 en el horizonte, el debate sobre su utilidad y futuro permanece abierto. La próxima cita con el reloj será el 26 de octubre de 2025, cuando España regrese al horario de invierno, retrasando los relojes una hora, en otra etapa de esta práctica bien intencionada pero controversial.
