Bloquear “a ciegas” para frenar la piratería: Cloudflare señala a España y LaLiga defiende cortes “quirúrgicos”

¿Se puede apagar un foco de piratería sin dejar a oscuras medio barrio? Para Cloudflare, uno de los mayores proveedores de redes de distribución de contenidos del mundo, España está fallando en ese intento. La compañía ha pedido a la oficina comercial de Estados Unidos (USTR) que clasifique como “barreras al comercio digital” ciertos bloqueos judiciales de direcciones IP que, a su juicio, afectan de forma indiscriminada a webs y servicios legítimos. En su escrito, menciona de forma expresa a nuestro país.

Al otro lado, LaLiga —impulsora de muchas de esas medidas contra emisores ilegales de fútbol— defiende que los bloqueos son “proporcionados” y “quirúrgicos”. Ahí nace el choque: lo que ante un juez suena a corte de precisión, en Internet no siempre lo es.


Qué está pasando realmente cuando se “bloquea una IP”

La receta que se viene usando en diversos países es conocida: un juez ordena bloquear una dirección IP por la que circula una señal ilegal. Sobre el papel, sencillo. En la práctica, esa IP suele pertenecer a un servidor compartido detrás de un proveedor como Cloudflare. Dicho de otro modo: no es la “IP de la web pirata”, sino una puerta de acceso que usan decenas o cientos de sitios a la vez: desde comercios y blogs hasta páginas institucionales.

Cuando la operadora cumple la orden y cierra esa IP, todas las webs que cuelgan de ese mismo punto dejan de estar accesibles. Es aquí donde Cloudflare habla de “bloqueos a ciegas” y donde su denuncia se hace comprensible para cualquiera: es como si, por curar un corte en un dedo, te amputaran el brazo.

La compañía añade un matiz legal: muchas de esas órdenes se dictan ex parte, sin avisar a los terceros afectados ni darles oportunidad de acotar el alcance o proponer alternativas menos lesivas. El resultado, dice, es incertidumbre para empresas estadounidenses que operan en España y, sobre todo, daño colateral para miles de usuarios que nada tienen que ver con la piratería.


LaLiga: “cortes proporcionados y quirúrgicos”

Internet: “no funciona así”

La postura de LaLiga, y de otros titulares de derechos, pivota sobre una idea: hay que reaccionar rápido, especialmente si el evento es en directo. Bloquear una IP, argumentan, es proporcionado y quirúrgico en ese contexto.

El problema —explican ingenieros de red y proveedores— es que Internet actual no está parcelado en parcelas individuales, sino compartido. Las direcciones IP funcionan como carreteras con múltiples carriles. Bloquear una IP completa rara vez apaga un solo coche; corta el tráfico de todos los que circulan por ahí.

A esa fricción técnica se suma otro dato incómodo: la piratería no desaparece con estos bloqueos. Cambia de dominio, se mueve a otra IP, salta a IPv6, se refugia en aplicaciones o canales cerrados. Los operadores ilícitos suelen reaparecer en horas. Los servicios legítimos afectados, en cambio, no “reaparecen” solos: alguien tiene que detectar el daño, abrir un incidente y reconstruir la ruta. Mientras tanto, el usuario que entra a su web municipal, al portal de su academia o a su tienda online se sigue encontrando un error.


Qué pide Cloudflare (y por qué ahora)

Cloudflare no plantea “no bloquear nada”. Pide reglas. En su escrito a la USTR propone que Estados Unidos considere estas prácticas barreras comerciales digitales y empuje un estándar internacional de “debido proceso digital” con tres mínimos:

  1. Notificación previa a los proveedores de infraestructura afectados.
  2. Derecho de defensa y de acotar el alcance (bloquear DNS o SNI en lugar de IP completas; fijar ventanas temporales ligadas a un partido; excluir URLs concretas).
  3. Mecanismos de apelación y de reversión rápida si se detecta daño colateral.

Además, la compañía alerta contra un movimiento regulatorio que sobrevuela en varios países: equiparar a los CDN con operadoras de telecomunicaciones (licencias, tasas, obligaciones de red). A su juicio, encarecería el servicio sin resolver el problema técnico de fondo.

Cloudflare no solo habla de España. Cita Francia, Italia, Japón o Corea del Sur como países con prácticas parecidas. Pero nuestro país aparece como ejemplo paradigmático por la combinación de órdenes amplias, tramitación rápida y escasa contradicción previa.


¿Se puede cortar mejor? Sí, pero requiere coordinación

Hay alternativas más finas que un “apagado de IP”:

  • Bloqueos de DNS o del indicador de servidor (SNI) cuando el tráfico lo permite, que minimizan el arrastre de páginas vecinas.
  • Órdenes de corta duración, ligadas a la franja del evento, con vías de exclusión para liberar IPs afectadas por error.
  • Comunicación previa con los proveedores para señalar la ruta exacta y, si es posible, reubicar el objetivo en una IP dedicada antes del partido.

Nada de esto es gratis ni inmediato. Exige tiempo y cooperación entre titulares de derechos, operadores, proveedores y jueces. Pero es la diferencia entre cirugía y hachazo.


¿Y ahora qué? Diplomacia, procedimiento y sentido común

El movimiento de Cloudflare traslada el debate a una esfera nueva: la diplomacia comercial. Si la USTR recoge su petición, la discusión podría llegar a la mesa con Bruselas y otras capitales. El objetivo no sería “blindar a los piratas”, sino modernizar el procedimiento para reducir daños colaterales.

Para LaLiga y otros titulares de derechos, la clave sigue siendo la eficacia: que lo que se ordena sirva y se note. Para los operadores y CDN, el foco es la continuidad de servicio: evitar que miles de inocentes caigan por el camino. Para los jueces, el reto es equilibrar urgencia y garantías en un entorno técnico que no siempre es evidente.

De fondo queda una conclusión sencilla para el lector general: perseguir la piratería sí; pero con bisturí, no con martillo. Llamar “quirúrgico” a un bloqueo por IP puede sonar bien en un auto judicial, pero a menudo no refleja cómo funciona Internet. Y, mientras no se ajuste el método, seguiremos viendo la misma escena: los infractores reaparecen y los inocentes esperan a que alguien reabra la puerta correcta.

vía: Revista Cloud

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