El 14 de febrero de 2023, el Parlamento Europeo aprobó una ley para prohibir los coches con motor térmico a partir de 2035, pero ¿será realmente así? Según el experto en automoción Gonzalo Gil Espinós, cuatro razones frenarán la carrera de la Unión Europea hacia lo eléctrico.
Como prueba de ello, el 29 de febrero de 2022 el Consejo de Ministros de Medio Ambiente de la Unión celebró una reunión crucial para el mercado automovilístico europeo. El resultado de esta reunión fue la inclusión de una fase de revisión por encima de la normativa para los coches eléctricos. Esto significa que la Comisión Europea tendrá la oportunidad de revisar el acuerdo aprobado el 14 de febrero ya en 2026. Entre los expertos del sector ya se habla de un posible aplazamiento de otros cinco años para la entrada en vigor de la movilidad totalmente eléctrica, con 2040 como año objetivo.
Veamos, pues, las cuatro razones por las que Europa podría revisar sus objetivos de movilidad y dejar que los coches convencionales sigan vivos varios años más.
- Producción interna de vehículos eléctricos:
El constante vaivén normativo al que estamos asistiendo en los últimos años entre autoridades y fabricantes está creando una gran incertidumbre en el mercado que amenaza con debilitar a los fabricantes de automóviles del viejo continente. De hecho, las estrategias empresariales de grupos como Volkswagen y Stellantis se han visto puestas a prueba por las últimas decisiones del Parlamento Europeo.
Aunque la electrificación desempeña un papel cada vez más importante, los costes de desarrollo y producción en Europa siguen siendo elevados y luchan por ser competitivos frente a los fabricantes del Este.
Otro problema que está surgiendo es que el diseño y la producción de coches con motor térmico que se venderán dentro de 10 años puede dejar de ser rentable, lo que provocará que el número de coches disponibles en el mercado disminuya poco a poco.
- Posibilidad de favorecer la entrada agresiva de competidores no europeos en el mercado de la unión:
Las empresas asiáticas de vehículos eléctricos están muy atentas al mercado automovilístico europeo. De hecho, la aceleración de la normativa sobre vehículos eléctricos corre el riesgo de ceder grandes porciones del mercado a los fabricantes chinos que, con costes y tecnología mucho más baratos que los europeos, pondrán en el mercado vehículos de bajo precio.
Actualmente, en Europa trabajan 13 millones de personas en el sector, 2,5 millones de ellas directamente y el resto en industrias afines. Por eso, la llegada de China corre el riesgo de ser un boomerang que podría golpear duramente a las empresas de la UE.
- Disponibilidad de energía eléctrica:
Si la normativa entrara en vigor en 2035, tanto el número de estaciones de recarga eléctrica como la energía real necesaria para los vehículos serían un problema.
Por ejemplo, según uno de los últimos estudios de electromaps, en Madrid hay unas 1.500 estaciones de recarga activas. Con casi 4 millones de coches en circulación en la capital, habría que instalar unas 14 columnas al día durante los próximos 10 años para dar servicio suficiente a toda la población de la capital. Además, los coches eléctricos no permiten al usuario hacer viajes que supongan alejarse de estaciones de carga, por lo que la mayoría de destinos y trayectos serían intransitables.
Aparte del problema de las estaciones de recarga, Europa tiene otro agravado por la guerra de Ucrania. La mayoría de los países no tienen excedentes de producción eléctrica hasta la fecha, sino que tienen que importar energía de países extranjeros. Esto, con la situación geopolítica actual, podría suponer un problema que no hay que subestimar.
- Precios de los vehículos nuevos:
De hecho, mientras que la electrificación de los vehículos es ya una realidad para los coches de gama alta, en el mercado de los coches pequeños y económicos no hay alternativas viables.
La entrada en vigor de la normativa europea podría provocar la desaparición de toda la gama de coches pequeños, dejando un agujero en el mercado y muchas incertidumbres sobre la movilidad de quienes no quieren o no pueden permitirse un coche de 50.000 euros.
Estamos hablando de más de 300 millones de coches con motor térmico que circulan actualmente por Europa y que no encontrarán un sustituto directo en el mercado eléctrico.
En 2011, el Nissan Leaf fue el primer coche totalmente eléctrico en ganar el premio al mejor coche del año. En estos 12 años, sin embargo, la tecnología no parece haber avanzado lo suficiente. Ahora estamos a mitad de camino y los próximos 12 años serán cruciales para el futuro del coche europeo. Esperemos que tanto las empresas como la comunidad en su conjunto estén a la altura del reto.
Fuente: vamos.es